15.1.06

Envase al vacío

Día de la improvisación número dos sobre patines de madera en re sus cuatro. Suena el teléfono, el hombre-albornoz reclama sus notas pese a haber conseguido una matrícula de honor. Sonrío, como siempre, lo imagino jugando con los vasos de tubo mientras mantiene el equilibrio sobre una pelota de colores. Reinvento una necesaria escapada sin cierres para que la niña de las acuarelas siga reubicando sus pinceles, lo necesita, se lo merece, pero a veces se le olvida, como a todos. Termino el té y no acepto un pantumaca por despedida, sé que le espera una larga noche en búsqueda de ángulos y maneras de proyectar sus ganas de saltar sobre un muro, un muro a base de ladrillos descosidos y cemento del cuarenta. Y a mi... seguir saltando. Nos entendemos cerca, sonreímos en "present continuous".

Dispuesto a saltar la verja, acabo por encontrar el botón del preparados-listos-ya. Me subo al coche, dos palmaditas al acelerador, Kashmir añadiendo carbón a la caldera... 5'26 y ya al otro lado de la Castellana, ciento veinte y cuatro semáforos en ámbar. Esta noche te sabes despierto, pese a las amenazas kamikazes, tienes índices de adrenalina suficientes como para apretarte los dientes y tal vez despertar a media UVI del coma. Menciono "suerte" sólo cuando encuentro un lugar donde me dejan estacionar, con todas las consecuencias.

La niña de los bronquios paralelos me recibe con todos los honores, con todos los abrazos pendientes en el dosificador, copa y pitillo. Esperaban doce manos, tres abrazos más y algunos besos. También dos besos tímidos -aunque cariñosos, siempre- sustituyendo un abrazo, algo difícil de entender para los árboles en invierno aunque, en cierto modo, suelo tener buena intuición. El hombre-repeater, durmiendo en 80º, con fiebre casi aviar, cual multiefectos barato sin pedal de control. Decidimos entre -casi- todos echar unos cuantos rapiditos y saltar a la pista, un poco más lejos.

No es la primera vez que sufro las penurias de un DJ vacilón con título CCC, de estos que se empeñan en confundir una canción con aceite sintético 15W40. Sí, todas las sobras de las fiestas pasadas, qué cabrón. Quiero comprenderle y no complicarme, así que hago resumen en un tubo, un tercio y medio paquete de Chéster, algunas tristezas con salpullido y mi cicatriz, algunas sonrisas y muchas gamberradas. Brindis. Otro brindis. Y otro... Y alguien que no sabe disimular demasiado su plan B porque no puede ni creérselo, es altamente incompatible con las miradas de refilón... (¡simplifica, coño!)... menos mal que la adrenalina ayuda a conservar el autoestima y tal vez la dignidad, y que aprendí algo de sueco en el IKEA para los días de radio. Que estupidez eso de "estrategia", siempre lo fue. Le susurro a "Andrés" cuatro cosas y me abraza... Andrés mola mucho, es un buen tipo, siento que igual he jodido un plan B, pero no era mi intención nada más que seguir siendo yo y huír de los escaparates... todo se pega. Vuelta al brindis, grito de guerra de "estoy mas pedo que Alfredo". Plegamos en búsqueda de oxígeno y del segundo plato, calle arriba, en S...

...escaleras en U, tortillas de jamón, pollo con puerro, bien especiado. Intentos de hacer sonreír a través de las manos, pero es dificil obviar una buena giñada en el bidé... alguien que hace el payaso sin aportar mucho en condiciones normales de 1 atmósfera y 273ºK siempre puede estropear demasiado con algo que salga de dentro. El hombre-albornoz se marcha a su cometa para intentar mantenerse sonrisa. La mujer de las naranjas, lo mismo, no sin antes ofrecer algunos bombones, pringarse las manos y dejar algún que otro párpado al descubierto... prefiero que no se despida, aunque la leo triste... cómo me gustaría que redibujase que la tristeza y lo gris son cosas prescindibles.

Sábanas de algodón para sofás polvorientos. Alguien sabe cuidar mis bronquios de cien maneras distintas. Enciendo una vela y hago cuatro canciones más, para el otro pulmón que tenemos a medias, ese que aprendí a abrazar con tan sólo cerrar los ojos. Viaje en cometa desde el centro de Madrid... no duermo solo, hace algún tiempo que duermo lejos de la realidad.

Diez de la mañana. Abro un ojo y descubro el interesante moflete izquierdo de alguien con pijama gris, marchándose. Pero no voy a salir detrás. Decidí no ir detrás de nadie, espero no equivocarme, ahora tan sólo necesito ese centímetro del suelo a cambio de abolir los efectos secundarios. Doblo la ropa a lo "hierro 3" y recojo algunos restos del desastre mientras quiero creer que alguien me despertó como creo merecerme. Alguien que dice "hola" y "buenos dias" tres veces, dudando si lo ha hecho, se niega a desayunar. Tal vez demasiada resaca, tal vez todavía tristeza. No se niega, lo omite. Malo... No hay que tener nunca miedo a lo que probablemente jamás pasará, pero sí que tal vez nos merezcamos ser valientes para descubrir cosas mejores que aquello en lo que tal vez estás pensando... Se va a la ducha a ver si consigue despegarse el petróleo, y yo me dedico a componer-recomponer desayunos. Ella no quiere ver redes como envases al vacío. El vacío quita oxígeno, los envases también... deduce "despedida". Ella dice "nos vemos pronto", yo digo "a ver si es verdad", en ese vacío de la atemporalidad. Sigue teniendo algo que sacar fuera y dar brillo, estoy convencido. Tal vez le dé su regalo de cumpleaños... aunque le cueste entenderlo.

Me bebo tres cuartos de cafetera en el durante. Caliento un poco de leche y preparo el reservado para la niña de los bronquios paralelos. La despierto a base de abrazos y mimos, con el olor del café recién hecho... me encanta saber despertarla y que sepa que estoy y que también me quedo cerca de ella. Lo nuestro fue una despedida física desde el primer día, hace veinticinco años... exactamente nos llevamos unas horas y cada vez menos kilómetros. Quiere una horita más, así que me marcho de puntillas, feliz por sentirme presente.

Desaparco, pongo el sol, y defino Elliot Smith como copiloto... paso por la puerta de la niña-tostada, rato después por la del niño-calambur, sigo sonriendo... es bonito hacerlo cuando conoces las calles.

Vuelta a los papelotes, no sin antes sonreír a mi tejido de Purkinje a través de la pantalla.

1 Comments:

Blogger aMara dijo...

Quizas por compartir tantos albeolos en comun siento que respiramos bajo el mismo pulmon...es mi sitio compartido y reducido al vacio para que no haya mayor distancia entre los tulipanes que nos podamos regalar...porque cada dia es un tulipan...respiro y te respiro...sonrrio y te sonrrio..que cosa tan linda es querer tanto...
Andas como hormiguita por la espalda de las ilusiones y correteas entre monotonias edificadas en barrios en busca de nuevas sonrrisas por abrir..
El sol ya te tiene envidia sana ...entre tanta luz has podido conquistar a la luna.
Te abrazo en en espacio...

1/15/2006 9:50 p. m.  

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