30.12.05

Tech & Touch


Cuánta felicidad puede proporcionar un mando a distancia... Estoy facturando la compra de deseos y acciones para el año nuevo, o para cualquier lunes. Lunes, un significado cósmico, un "hoy es el comienzo de algo", todos los días son buenos si te vistes con tu traje de astronauta, no es preciso que sea carnaval, tampoco... sólo lunes. Lunes es la cola de un cometa, cocktail explosivo de preciso y prescindible. La precisión de las herramientas. Su imprecisión. La prescindibilidad de la tecnología. Su precisión. Herramientas, tecnología, cometas, acción, reacción, causa, efecto, sueños, realidad.
Un papel bajo la suela, lo recojo. Mil y una preguntas sobre esterilidad emocional, comodidad, egocentrismo, desgracia sensorial, descapacitación e impotencia. Ganas binarias = {capar, capacitar}.
Vincent todavía no encontró su oreja. Abdellah sigue saltando entre los vagones de la conciencia, recogiendo firmas para sordos: rascada de bolsillo, vuelta a pie, no sin antes fumarme al ignorante de turno (siempre te encuentras alguno). Si Ludwig levantara un dedo estoy seguro que pronunciaría aquello de el remedio y la enfermedad. El reponedor de líquidos del centro comercial se lleva por delante a cientos de invidentes voluntarios, que convierten el tacto en un fenómeno aleatorio de aceras y medianas. Sorteo de navidad, cuánto malgastado. En cada esquina, perfume artificial y aceite sintético. Nadie desactiva lo que puede llevar y no conocer en la mochila, se avecina la catástrofe, pero... alto... todavía quedan algunas manos para acabar la partida. Adelante, gadget-o-brazos.
Lo que de verdad espero de la Ciencia, hoy lunes en viernes y en vísperas de nuevo año, es que invente tecnologías que faciliten el uso de las herramientas más humanas para los que no la tienen al alcance. No pueden, quieren, tal vez... quién no las merece. Me declaro envasado poroso y azul en manos inquietas, tengo un plan que como mucho me costará dos jaquecas, tres afonías, catorce uñas, varios lapiceros, púas, cuerdas, tal vez una lumbalgia. Los pies inquietos sólo quieren aplastar a la palabra aburrimiento, demasiado cómoda. ¿Alguien se dio cuenta de todo lo que hay que hacer? Si te quema el calendario, saca uno nuevo.
Encuentra la cinta, dale al "PLAY", déjalo encendido.

27.12.05

Afinando

Siempre habrá cosas que se puedan evitar. El niño-soplete se cayó desde un andamio. Paco ha perdido medio pulmón por culpa de una puta motocicleta y veremos si sale adelante. El pequeño Juan Carlos se quedó en una silla de ruedas, y ni siquiera conducía él... estaba nada más empezando a aprender a tocar la guitarra. Un grupo de innombrables se declaró en huelga con mis semillas. A otros, el sida o el cáncer les jodió simplemente la vida, aunque muchos han luchado tan fuerte que se han salvado y han podido... y pueden con estas cosas. Aún así, a veces nada sale como quieres. Jamás pondré en duda el tamaño de los cojones de un tipo llamado Quique. Y hay gente que todavía no sabe afinar, demasiada, y se burla, no lo entiendo.

"Afinando", según uno de tantos amigos o padrinos que me cuidan y siempre estuvieron ahí desde hace tiempo (Sandro), "es el tema más versionado del universo". Yo nunca pongo en duda la palabra de un amigo, menos aún del que confía siempre en mí. Me detuve a pensar acerca de la velocidad y el buenhacer de las cosas y llegué a la conclusión de que a veces es bueno escucharse y decir: "a ver, tú, para, afina". Porque si no afinas puedes herir los oídos de los más sensibles, es un hecho. A veces más allá de los oídos, a veces cosas irrecuperables. Está bien organizar tu escritorio a toda leche si sabes donde ubicas cada elemento. Está bien tomar un tren porque te apetece si sabes que en la maleta llevas todo lo necesario. Está bien comerse un filete si sabes que la carne no está podrida. Está bien pagarle de menos al del quiosco si sabes que lleva sisándote meses y no puedes comprar ni cuerdas. Está bien conducir deprisa si sabes las reglas. Las reglas las empiezas poniendo tú.

Si afinas tendrás la certeza de no hacer daño a nadie, y tal vez más importante, de no hacerte daño a ti mismo, poniendo una primera piedra hacia el mundo de lo intrépido.

Yo siempre afiné así... y no quiero olvidarlo. El viento siempre es fuerte, a veces exagerado, escúchate, afina de oído, con tu oído... la música siempre empieza desde dentro... como la vida.

25.12.05

No te vayas sin desayunar


No hay despertadores analógicos, se rompieron todos, simplemente el sol en la mejilla. El sol siempre está ahí, se pueden apartar las nubes con tan sólo estirar un poco los brazos... yo por las mañanas me declaro "gato azul".
La mujer-papeleta toma café con leche al 50% porque ya amanece dispuesta a construir un hospital de campaña, uno más. La mujer-volcán monda una naranja y vuelve a la cama a seguir con su inventario de jardín. El niño-redoble prefiere no desayunar, le trae demasiados recuerdos tristes, él simplemente sigue riendo, es pequeño. El niño-flash se levanta el primero de todos, desafía a los horarios, siempre le da tiempo a alcanzar los aviones en marcha. La niña de los bronquios paralelos abre un ojo, es capaz de tomarse el café como se lo den, simplemente lo necesita, aunque lo prefiere un poco cortado y bien dulce. Del hombre-albornoz nadie sabe nada, simplemente deambula en busca de manzanillas, dejando sonrisas a su paso. El niño-lluvia no sabe cuando se levantará ni cuando se acostará, él es una equis demasiadas veces, pero sabe lo que hace. La mujer-caja es una equis buscando una brújula. La mujer-cajón siempre viene con el sol cuando sabes despertar gritando, realmente le da igual una cerveza o un Chai, ella sólo necesita abrir la puerta. El niño-calambur simplemente quiere desayunar en zapatillas en alguna de sus casas. La mujer-embrague sólo quiere que la dejen desayunar tranquila y que le alcancen un cigarrillo y una sonrisa. El niño-tic-tac se conforma con desayunar cerca del río, tiene la habilidad de quitar el hielo a los parabrisas. Una sirena es capaz de demostrar que las caracolas se pueden guardar en las escamas para compartirlas con alguien que te sepa abrazar. La mujer-paraguas es azul si se propone seguir sonriendo y entender la lluvia. El piloto japonés sirve desayunos y degusta tostadas de nuevos sabores cada vez que encuentra el disco en ámbar. La madre patria suele sorber el café. La mujer-archivador toma té y no sabe leer sus propios posos. La mujer-papel siempre olvidará limpiarse las boceras del cacao y eso siempre es una señal.
Todo desayuno se puede interpretar a capella o en varias voces. Desayunar es importante, no te marches nunca a clase con el estómago vacío. No olvides nunca donde tienes una taza ni cómo desayunan los compañeros de legañas. Tampoco descartes una taza caliente en casa, en tu casa. A qué sabrá hoy el sol en tu mejilla...

23.12.05

Vuelo geométrico


El azul sigue siendo azul, día y noche. Azul es aquello que tú quieras ver azul. Sólo tú decides lo que ves y la gama de colores que quieres incorporar a tu paleta fabricada con cajas de huevos, de muchos huevos. Una pequeña travesura es siempre utilizar los céntimos de vuelta para invertir en bolsa, sin olvidar mirar lo que hay dentro y lo que quieres tener dentro.
"Insert coin. ¿Play again? Yes."
Hay palabras que en determinados momentos pueden destrozar los zapatos de un hombre, mancharlos de sangre. "Dejemos a un lado las enfermedades terminales, doctor, el único virus que infectó la máquina fue el de ser nosotros mismos... no todos los virus tienen que ser malos, todo pasa por algo y todo siempre debe ser para bien." Todo es por algo, aunque cueste entender a veces... demasiadas.
"Tranquilícese usted, relájese, por favor." Desconcierto. Y yo me pregunto ahora qué es la paciencia... saco el bolígrafo y comienzo a hacer el idiota, como tantas veces:
Paciencia=[(loquesiento+loquecreo)*x+(loquesientes+loquecrees)*y]/2
A veces (o siempre), hay algo demasiado grande detrás de unos ojos, de unas manos, de cada palabra... a veces puede ser lo mismo y el proceso de simplificar es más sencillo. Más luz azul por la ventana, despertar magnético en plena siesta, no encuentro el reloj. Por suerte, la taza de café sigue en aquella mesa..."escuche, esa fórmula es una gran mentira, no hay fórmulas, no valen, ninguna, no hay reglas, la paciencia está dentro, es una hija bastarda, de acuerdo... sólo la podrá conocer si sigue creyendo en lo que usted crea que cree, en lo que quiera creer, en lo que ame, en lo que forma parte de usted, en usted, en definitiva... dentro, siga volando, inserte otra moneda, compre más huevos, y viceversa, compre huevos, inserte otra moneda... Le ordeno sólamente que se quiera, es un comienzo."

21.12.05

Herramientas


Quién no guarda algo de madera de sí mismo, de su padre, madre, abuelos, tíos, primos, amigos, enemigos, amores, rivales, amantes, apestantes, conocidos, mascotas, de las cosas, del mundo… quién no guarda un puñadito de semillas.

Si tengo que resumir la vida de mi abuelo en una expresión creo que utilizaría “saber estar”. Una persona demuestra que sabe estar en cualquier contexto cuando es capaz de cambiar las bujías –o lo que fuera- a los tanques del enemigo, para hacer su obligación y su obligación, en ese orden, para evitarse problemas y también evitárselos a los suyos, demostrarse que uno es primero persona y luego mecánico, piloto, minero, cajera de supermercado, etcétera... y que luego puede ser lo que uno quiera. A mi abuelo le mandaron en la guerra civil (curiosa expresión) fundir las campanas de la iglesia para hacer proyectiles –iglesia del siglo XV, bien, pero por encima de eso estaban sus semillas, no lo dudo-. Casi nadie lo sabe, él llevó la humildad y la sencillez hasta el extremo más admirable. Con el paso del tiempo una persona puede ver tantas cosas… seguro que aquello fue una decisión de tantas capaces de provocar una pequeña destrucción a cualquier pecho humano. ¿Cómo resolvió la situación? Tomó la campana pequeña (algo tenía que llevar a sus superiores), sobre la grande justificó a sus mandamases: “no se puede hacer nada, es demasiado grande y sólida”… él sólo pudo pegarle un par de martillazos para salvar su trasero en caso de posible inspección. Gracias a aquello sigue sonando la gran campana varias veces al día, y pudo vivir feliz muchos años con su forma de actuar, conforme, orgulloso, pero todo lo contrario a la arrogancia del que va de listo, toda una vida. Y es que mi abuelo siempre se llevó bien con los buenos y con los malos, en la guerra y fuera de ella, hablaría horas de él… admiración. Por algo le apodaron "el sabio".

A veces nos convertimos en una sinfonía de pequeñas contradicciones, supongo que es cuestión de aprenderse equilibrista de la mejor manera posible. También puedo hablar de la persona cuyas camisas y semillas luzco con orgullo, mi padre, que renunció al trabajo de sus sueños para que aquí, un servidor, pudiera ver las primeras luces en la ciudad de las raíces y los cielos de piel. Entre infinitas hojas arrancadas por el viento de los años, observas desde fuera que el estallido puede incrementarse hasta cuatrocientos mil pedazos más cuando toda posibilidad tiene alto voltaje de ecos negativos y positivos, no hay "la buena", y es que hay cosas complejísimas de mezclar, es toda una amenaza y peligro de terribles descargas.

Todo es más sencillo si se aprenden a utilizar "bien" las herramientas, si sabes qué es una herramienta, cómo ofrecerla y cómo recibirla. Aprender sobre tomar decisiones puede ser la asignatura más compleja de todas las que tenemos por delante, siempre queda algo pendiente para septiembre, por mucho que estudies y te esfuerces. Pero aprender a usar las herramientas empieza por declararse valiente, huir de la comodidad, desorbitarse los ojos, detonarse los oídos, vigilar la apertura de los labios y tener siempre las manos dispuestas para pasar el destornillador al primer compañero que lo necesite y, cómo no, viceversa.

Mi abuelo decía: “la buena herramienta es fundamental para trabajar bien”. Él reinventó mucho, y en cierto modo muchísimo tiene que ver con mecánica y reciclaje. Mi padre decía: “una buena guitarra es fundamental para expresarte como necesites hacerlo”. Él me ha ayudado a reinventarme muchas veces, presente o no, de mil maneras. La conclusión que logro sacar de todo esto es que la comodidad está en las propias herramientas, no en la manera de utilizarlas.

Hoy tengo muy a mano un destornillador, una aguja de coser y un lapicero (siempre me encantaron los lapiceros para escribir… cuestión de semillas). Sigo utilizando herramientas, sigo ofreciéndolas y sigo inquieto por si has descubierto alguna novedad que prestarme, casi impaciente.


Sundays could seem the start or the end of the world
Coffee to sing or mate or tea, just not glass
No one and me, everybody believes in a crowd
Always to be yourself and believe in a man

Screw, needle, pencil
Are not the dark
They are just the middle of echoes
The truth is an answer
Behind the spark
Brave hands are my reasons together

Use them properly and let me know…

Something could be the standing of dreams on a song,
Only for me or maybe my feet on the sand
No one and me, everybody believes in a crowd
Always to be yourself and believe in the words

Screw, needle, pencil
Are not the dark
They are just the middle of echoes
The truth is an answer
Behind the spark
Brave hands are my reasons together

Use them properly and let me know…
Use them properly and let me go…
Use them properly and let me fly…
Use them properly and let me just be…



Powered by Castpost

17.12.05

Dos octavas y una tecla


La palabra vida se pronuncia en mí al compás que marcan los metrónomos de mis cuatro estaciones. Abro las manos y me aprendo cada vez más amplio, más firme, aunque siempre hay que pulsar las teclas con la necesaria seguridad: se aprende en sesión continua, el tiempo es un invento demasiado cruel. Las cuerdas hay que enroscarlas siempre a los zapatos, manchados de sangre, manchados de lluvia, manchados de… tanto… siempre que no manchen a nada ni a nadie que no quiera o deba ser salpicado. Nada es fácil. Sentencia automática: “te condeno a ser intrépido”… resultado aplastante y unánime en el único juicio donde prestaré declaración, a primera hora, cualquier domingo de resurrección, cualquier mañana, puede ser hoy… lo es, siempre es hoy… pero mañana también puede ser, lo es. El número veinticinco huye de cualquier rima en consonante que esté lejos de la palabra “feliz”. Veinticinco no quiere expresarse en binario, ni en exceso-3 ni en ningún otro racimo de jeroglíficos que se aleje de mi sistema intrépido de números naturales. Me firmo autógrafos, más autos que nunca, más locos… siempre seré pequeño, en mucho soy inevitable pero no por ello soy incómodo. Nada se olvida, que todo está ahí, como el Rock n’ Roll. Neil Young fue uno de tantos más que siempre dijo verdades, yo me descubro rockero y me pinto azul. Regalo cajas de herramientas, de sueños, de mundo, de mi mundo… fusibles, pequeños cables, ladrillos, trozos de jabón, colores, formas, sueños, cuerdas, notas… cajas… yo también sé aceptar lo que puedas ofrecer, aunque diga “gracias” y eso pueda que no te guste, a veces pasa: “me da igual, soy así para estas cosas”. Toda caja se comparte y se va llenando, de alguna manera, en algún lugar, en algún momento, todo está, todos lo están. Yo también estoy. Saber hacer clic de buena manera en “enviar y recibir”, seguir inflando la pompa. Tarta de chocolate, gente viva, vida fresca, cosas nuevas, sueños nuevos, extintores, mecheros, abrazos porque sí, o por algo más que sí, voces, sonrisas, manos, ojos, gritos, susurros, saltos. Soplé y nació un “paratodo”, un “infinito” y una sonrisa, para mí, para los “míos”, para mi pequeño mundo de acordes, trastes, cuerdas donde cabe mucho, muchísimo, todo cabe y yo quepo, claro, que aquí soplo yo constantemente... Son mis deseos, mis sentimientos, mis sensaciones… mi “yo”, tan desmesurado a veces, tan escaso en otras, a quién no le sucede esto... tengo entradas sin numerar, ahora soplo, crece y tengo la certeza de que esto no va a explotar, me niego, con dos octavas y una tecla puedo, decido, firme, sonar las canciones, no inventaré nunca demasiadas ni suficientes, cada una significa algo, guarda un trocito de tanto. Todo y todos sois bienvenidos, mil formas de habitar y sólo una de estar, porque yo soy único y tú también, es una certeza… aquí estoy, intrépido, siempre, dispuesto a seguir soplando. Sólo te puedo pedir un favor: sonreír si te cruzas conmigo. Gracias por anticipado.